martes, 11 de noviembre de 2008

Ética y Negocios ¿Compatibles o sueños de arena?
14-oct-2008 8:45

En más de una ocasión se ha cuestionado a los que se interesan por los temas de ética en negocios, su inquietud de querer hacer un análisis abordando ambas realidades.
Ética se ve como algo muy personal, y en ocasiones sin una proyección social. Los Negocios muestran una dinámica tan propia que no da cabida a otra cosa que el querer generar recursos económicos.
Para poder abordar éstos temas tenemos que hacer un esfuerzo interdisciplinar. Si damos sólo un enfoque quedamos en mucho, con una visión corta de ésta realidad humana.
Aquí tenemos uno de los puntos complicados. Un comerciante, empresario o funcionario de algún corporativo, de manera natural busca que sus acciones y decisiones vayan conformando los pasos necesarios para lograr las metas que se ha propuesto. El mercado - al menos el ideal de libre mercado- da un espacio de opciones de juego. La misma disciplina económica, administrativa, contable, etc., ponen muchas variables para lograr esto.
La primera pregunta, si queremos una aproximación ética, podría ser si tienen que estar esas opciones de juego, acotadas, vigiladas o reglamentadas.
Si decimos que sí, podemos ubicar algunos ejemplos, cómo son algunas de nuestras leyes (derecho civil, del trabajo, mercantil, tributario, etc.) que buscan generar, al cumplirse, una armonía entre aquellos que participan de las interacciones del mercado.
¿Cuál es la necesidad de éstos derechos? No es una necesidad ingenua, menos una necedad.
Toda sociedad necesita ciertas reglas para mantener un cierto orden entre sus miembros, por ello surgen los acuerdos que llevan a lo largo de la historia las redacciones de nuestras constituciones, de las leyes, o en palabras más coloquiales, "las reglas del juego". Si no las hubiese es muy probable que reinara la anarquía, el caos. Y la ley del más fuerte sería la única ley.
Creo que a partir de éste hecho podemos avanzar para encontrar alguna razón del porqué una ética en los negocios no es un sueño sobre arena.
Sin duda el comercio tiene sus normas, sus políticas, muchas reguladas, otras no. Más allá de la regulación por ley, está la "intención de querer" cumplirlas o no, y de la costumbre que marca en buena parte la "cultura de los negocios".
Si negocios implica "negociar", ello implica acuerdos, éstos nos llevan a situaciones de intencionalidad, de decisión, de querer hacer negocio con alguien, no con cosas. El negocio se hace entre voluntades que "desean" intercambiar cosas, bienes o servicios.
Esta necesidad o deseo de negociar, propio del ser humano, nos abre la posibilidad de analizar el comportamiento desde la perspectiva moral de los mismos actos humanos.
La frase "negocios son negocios" tan usada por personas que no desean ver sus acciones bajo el espejo o lupa ética, se topa entre la espada y la pared. No puede existir negocio sin "voluntad de querer" y en éste sentido no hay negocio sin una referencia ética.
Los negocios forman parte esencial de las comunidades humanas. Sin ellos sería difícil hablar de cultura, de civilización. Comemos, vestimos, educamos y divertimos gracias a que ellos existen. Es una realidad más del complejo y basto universo humano.
Hablemos de un concepto fundamental para hacer negocios. "la confianza". ¿Por qué regreso al mimo lugar a comprar un bien o solicitar un servicio? Incluso llegamos a usar frases como estas; "aquí me atienden bien" (habría que profundizar en esa referencia al bien). "El precio es justo" (hablar de justicia tiene sentido sólo en el contexto ético).
En el fondo la confianza es esa percepción de que en éste lugar, éstas personas o persona, empresa me da lo que ofrece y se que va a satisfacer mi necesidad, deseo, etc.
No hablamos de una confianza ciega, o una confianza como sería la de entre miembros de una familia, o la confianza en la experiencia religiosa en referencia a Dios.
En éste caso es la confianza de que no me van a tomar el pelo. Si sucede es probable que no regrese a ese lugar ni quiera volver a tratar con ésta o aquellas personas.
Si se me dice "damos calidad y garantía" espero recibir tal cuál se me está diciendo.
Y esto no es un sueño en arena. Los mercados más competitivos lo han entendido. Si entregan lo que prometen se aseguran compradores por largo plazo.
A manera de conclusión.
Ética y negocios se necesitan, porque ambos requieren de la acción humana para existir. Sin decisiones es difícil entender la ética y los negocios se conforman de acciones y decisiones muy concretas sobre el manejo de necesidades y recursos que poseen personas. Por ello la vivencia de la justicia como distribución de las cargas y beneficios sociales es de suma importancia.
La responsabilidad social de los negocios no puede ser por ello una moda más dentro del discurso de las cámaras de empresarios, de ciertos corporativos o de organizaciones que dan premios por ciertas conductas, sino que es una forma - como muchas - de entender una parte de la realidad humana, que esta sujeta constantemente a la voluntad de millones de personas.
Si logramos generar un espacio de reflexión con aquellos que están inmersos en el centro de movimiento económico, se podría iniciar un proceso de humanización que con el tiempo puede lograr reforzar los caminos ya iniciados que buscan una sociedad más justa y más humana

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